Tras el furor de la expedición Talud Continental IV que exploró el cañón submarino Mar del Plata, ahora le toca el turno al país charrúa. Luego de reparar las fallas técnicas del buque Falkor (too), la expedición Uruguay Sub200 “Viaje a lo desconocido” volvió a encender al ROV SuBastian y también las pantallas del streaming. Hasta el momento ya se vieron especies como pulpos, cerdos marinos, una estrella de mar desplazándose y peces lagarto. El equipo conformado por 37 científicos, en conjunto con el Schmidt Ocean Institute, tiene como objetivo explorar la biodiversidad y los ecosistemas vulnerables a lo largo del talud de la plataforma continental, una pronunciada pendiente donde la plataforma desciende hacia el fondo oceánico, a 200 km de la costa. La expedición alcanzará los 3.500 m de profundidad.
Allí confluyen la corriente cálida de Brasil, la fría que proviene de Malvinas y el Río de la Plata, la segunda cuenca hidrográfica y estuario más grande de Sudamérica. De estas aguas, dependen 63 especies de tiburones y rayas, 35 especies de ballenas y delfines, y las mayores colonias de cría de lobos marinos sudamericanos y lobos marinos finos. También, el Río de la Plata transporta materia orgánica, contaminantes, efluentes agrícolas y plásticos al Océano Atlántico Sur. Si bien la materia orgánica contribuye a la proliferación de plancton y a la productividad oceánica, su exceso puede provocar la multiplicación de algas que provocan desoxigenación.
Entre los objetivos a indagar, están los Ecosistemas Marinos Vulnerables (EMV), que son hábitats críticos que sustentan una gran variedad de especies y se ven amenazados por la actividad humana. Hasta el momento, Uruguay sólo ha reportado un EMV: el hogar de arrecifes de coral de agua fría formados por Desmophyllum pertusum, un coral de crecimiento lento que crece en todo el Océano Atlántico. Los científicos sospechan que hay más ecosistemas vulnerables que deben conocer y proteger de las prácticas pesqueras.
Además, en esta expedición, el equipo recolecta animales, sedimentos y muestras de agua, mide la frecuencia y disponibilidad de la luz, la turbidez, la concentración de oxígeno y el dióxido de carbono. A su vez, mide la dirección y velocidad de las corrientes en esa columna de agua. Así, por ejemplo, durante la campaña ya se vio una estrella de mar “caminando”, peces lagarto, diferentes tipos de pulpos (foto de la derecha), cerdos marinos (foto de la izquierda) y esponjas de mar.
Con todo, la recopilación de datos permitirá impulsar la gestión de los recursos marinos dentro de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) de Uruguay. Según cuenta el Schmidt Ocean Institute, este país está comprometido con lo que los expertos denominan 30×30, un esfuerzo global para proteger y gestionar el 30 por ciento de las áreas terrestres, de aguas continentales, costeras y marinas del mundo para 2030. Por ahora, el país tiene cinco áreas marinas protegidas, lo que representa el 1 por ciento de su ZEE. “Esta expedición ayudará a identificar áreas que requieren protección, lo que ayudará a los uruguayos a alcanzar su objetivo de protección del 30 por ciento”, define.