Parkinson: científicos avanzan en el desarrollo de un diagnóstico temprano

El diagnóstico de la enfermedad de Parkinson llega cuando los síntomas neurológicos ya están presentes (imagen: bago.com.ec)

El Parkinson es una enfermedad que afecta a 9 millones de personas en el mundo. Al presente, no existe un método que permita su diagnóstico mediante una prueba de sangre, por lo que su determinación precoz es aún un desafío. Un grupo de científicos de diversas instituciones sanitarias de Madrid y Alicante desarrolló una prueba genética que permitiría saber con antelación a que aparezcan los primeros síntomas motrices si la persona tiene la enfermedad. Los resultados fueron publicados en un artículo de la revista Neurotherapeutics al que la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes tuvo acceso. Con un diagnóstico certero y temprano se abren puertas a mejoras en los tratamientos y la calidad de vida de quienes sufren esta afección neurodegenerativa.

Los biomarcadores sanguíneos representan un método rápido y poco invasivo para mejorar el diagnóstico de la enfermedad de Parkinson, sobre todo en etapas tempranas. Ahora bien, ¿qué es un biomarcador? Se trata de una señal medible en el cuerpo que proporciona información sobre el estado de salud de una persona. Un chequeo de rutina incluye a varios de ellos: glucosa en sangre, colesterol e, incluso, los antígenos, que puedan indicar la presencia de algún proceso tumoral representan algunos de los más comunes. Sin embargo, no existen aun biomarcadores confiables para determinar si una persona tiene enfermedad de Parkinson o no.

Los investigadores españoles presentaron un análisis exhaustivo de los genes que se expresaban en las células sanguíneas de personas con un diagnóstico reciente y los compararon con personas sanas. Las diferencias se encontraron en los genes CHI3L1, FAM198B, ID3, MDX1 y PROK2. Más allá de que estos conjuntos alfanuméricos sean irreproducibles, descubrieron que todos ellos tenían algo en común: producían sustancias (proteínas) relacionadas con el funcionamiento del sistema inmune.

Siguiendo esta línea, los científicos propusieron que esas sustancias producidas por los genes y que llevaban a la desregulación del sistema inmune fueran utilizadas como biomarcadores para el diagnóstico temprano. Si bien los estudios se realizaron en pocas personas (solo 23 pacientes con enfermedad de Parkinson recién diagnosticada y 16 individuos sanos), los resultados son prometedores y abren la puerta a métodos rápidos y poco invasivos para la detección.

El diagnóstico precoz Parkinson es un desafío ya que los síntomas motores clásicos suelen manifestarse cuando ya hay un daño neurológico significativo. En este sentido, la detección temprana permitiría el abordaje con medicamentos que puedan retrasar la aparición de este daño para mejorar así la calidad de vida de las personas que lo padecen.

En 2022 la OMS publicó el informe “La enfermedad de Parkinson: un enfoque de salud pública” en el que se estimaba que esta dolencia había causado más de 8,5 millones de muertes para el 2019, cifra que iba en aumento. Detectar el Parkinson antes de que cause un daño neurológico severo podría marcar un antes y un después en la lucha contra una de las enfermedades neurodegenerativas de mayor relevancia en los últimos tiempos.

Por Nadia Chiaramoni