Crean ropa que actúa como músculo para facilitar movimientos cotidianos

Científicos automatizaron el tejido de hilos con memoria de forma finísimos y probó un exotraje blando que mejoró más del 57 por ciento la movilidad del hombro en pacientes con debilidad muscular. Crédito: KIMM.

Paula nunca imaginó que una camisa podría devolverle la libertad de movimiento. Tras una lesión en el hombro, tareas simples como alcanzar un estante o cargar una bolsa se volvieron imposibles. Pero cuando se puso una prenda especial que actúa como un músculo artificial, su cuerpo comenzó a moverse con la ayuda que ya no podía generar por sí mismo. Esta tecnología, que parece ropa común, podría transformar la vida de millones de personas, devolviéndoles la autonomía que pensaban perdida.

Un grupo de investigadores del Instituto Coreano de Maquinaria y Materiales (KIMM) desarrolló una innovadora tecnología que permite crear prendas con la capacidad de asistir el movimiento humano. A través de un tejido especial que funciona como un músculo artificial, estas prendas son capaces de ayudar en tareas cotidianas, como levantar el brazo o cargar objetos pesados, sin la necesidad de equipos voluminosos o ruidosos. Este avance tiene el potencial de transformar la rehabilitación de personas con debilidad muscular y también mejorar la eficiencia en trabajos que requieren esfuerzo físico repetido.

El proceso detrás de esta prenda comenzó con un desafío técnico: cómo crear un material lo suficientemente ligero y flexible para ser usado como una prenda de vestir, pero con la capacidad de actuar como un músculo artificial. Para ello, los investigadores del KIMM utilizaron una aleación con memoria de forma, un material que tiene la capacidad de contraerse al calentarse y relajarse al enfriarse, como un músculo natural. La clave de su éxito radica en la capacidad de este material para generar fuerza sin necesidad de motores o bombas neumáticas, lo que lo hace ideal para ropa que se puede usar durante todo el día sin incomodidad.

El equipo comenzó a experimentar con un hilo ultrafino de esta aleación de 25 micrómetros de diámetro, más delgado que un cabello humano. Al procesarlo en forma de espiral, lograron un tejido continuo que, al ser alimentado con energía térmica, produce movimiento controlado. Este proceso fue complicado, ya que los primeros intentos de tejer el material se veían interrumpidos por la fragilidad del alambre y su falta de elasticidad. Sin embargo, lograron superar estos obstáculos al reemplazar el núcleo metálico con fibras naturales, lo que permitió tejer de forma continua y mejorar la elasticidad del material.

Máquina de tejido: la clave

Uno de los aspectos más innovadores fue el diseño de la máquina de tejido, que tuvo que ser rediseñada para que pudiera trabajar con estos hilos tan finos y delicados. Así, los investigadores del KIMM lograron crear una producción en masa estable y continua de este “músculo textil”, lo que representa un paso clave hacia la comercialización de la tecnología.

La Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes tuvo acceso a los avances de esta investigación, que fueron publicados en la revista IEEE Transactions on Neural Systems and Rehabilitation Engineering, una de las principales publicaciones científicas en el área de tecnología de asistencia y rehabilitación. El artículo describe tanto los detalles técnicos del material como los resultados de los primeros ensayos clínicos, donde se probó la prenda en pacientes con debilidad muscular, incluyendo aquellos con distrofia muscular de Duchenne. En estos casos, se exhibieron mejoras significativas en su rango de movimiento y capacidad funcional.

Los investigadores también presentaron los resultados de pruebas en las que el exotraje, que pesa menos de 2 kg, asistió simultáneamente el hombro, codo y cintura, reduciendo el esfuerzo muscular en más de un 40 por ciento durante tareas repetitivas. Además, los pacientes que usaron un modelo más específico para el hombro, de solo 840 g, mejoraron su capacidad para realizar movimientos simples, como elevar el brazo, en un 57 por ciento.

Aplicaciones prácticas y futuro

Este avance podría tener un impacto directo en diversas áreas. En rehabilitación, el exotraje podría ser una herramienta vital para mejorar la calidad de vida de los pacientes, reduciendo la carga sobre los cuidadores. Para quienes trabajan en profesiones que requieren esfuerzo físico constante, como en la construcción o en logística, la tecnología podría disminuir el riesgo de lesiones y aumentar la productividad, haciendo que las jornadas laborales sean menos agotadoras.

Lo más notable de esta innovación es que, a diferencia de los exoesqueletos tradicionales, que son pesados y ruidosos, las prendas basadas en músculo textil son ligeras, silenciosas y discretas. Esto las convierte en una opción viable para personas que necesitan apoyo en su vida diaria sin llamar la atención ni sentirse incómodas.

Gracias a los avances en la producción continua de este material, se espera que las primeras versiones comerciales de estas prendas estén disponibles en los próximos años, lo que representará una verdadera revolución en la tecnología vestible. Con todo, aunque aún se está en las etapas iniciales, esta tecnología promete transformar la vida de millones de personas. Para Paula, y para muchos como ella, la posibilidad de recuperar movimiento sin depender de aparatos grandes y costosos es algo que podría cambiar por completo su forma de interactuar con el mundo. Si todo sigue como está previsto, pronto se podrá ver ropa que no solo abriga, sino que actúa. Y esa podría ser la verdadera revolución de la robótica vestible.

Por María Ximena Perez